Mons. Arancedo agradeció a los dirigentes gremiales esta posibilidad de encuentro que debe favorecerse en la sociedad ya que el sindicalismo es un servicio pero a la vez un elemento central de presencia responsable en el mundo de trabajo.
Los integrantes de la central obrera plantearon su preocupación sobre diversos temas de la coyuntura económica y social como la creciente desocupación, la cual está generando un incremento no sólo de la pobreza sino también del narcotráfico. Comentaron que, desde la reunificación, están llevando adelante una ronda de conversaciones con distintos sectores de la sociedad para dar a conocer la intranquilidad y gravedad de la situación.
Los dirigentes de la CGT expusieron también sobre sus inquietudes en torno a medidas económicas del gobierno nacional, el diálogo que están manteniendo con el mismo, el valor de la unidad obrera y la cultura del trabajo.
A su turno, los obispos comentaron cómo muchos de los temas planteados están presentes en la Doctrina Social de la Iglesia y recordaron la importancia del trabajo donde el hombre debe ser siempre el centro de la cuestión social. Esto también supone una antropología que supere el individualismo y se reconozca que en el otro se encuentra un hermano.
Mons. Arancedo instó a agotar todas las instancias de diálogo antes de adoptar medidas de fuerza extrema como una huelga general, que es también un derecho. En este sentido les expresó que si bien no corresponde que la Iglesia convoque al diálogo ofrece sus espacios para el encuentro.
Finalmente, los obispos entregaron a los dirigentes gremiales un ejemplar del Documento “El Bicentenario. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos” que contiene un análisis y prospectiva para nuestro país.