Sofía Lobos – Ciudad del Vaticano
Un grupo de instituciones eclesiales, lideradas por el Movimiento Católico Mundial por el Clima, y entre las cuales destaca Caritas Internationalis, han tomado la decisión de dejar de invertir en combustibles fósiles.
El cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis, ha justificado en varias ocasiones tal decisión ya que – asegura- “los pobres están sufriendo mucho a causa de la crisis climática, y los combustibles fósiles son uno de los principales impulsores de esta injusticia». Por eso- añade- «nuestra organización ha decidido no invertir más en combustibles fósiles”.
No invertir en combustibles fósiles
La noticia se anunció en el marco de la celebración del Día Mundial de la Tierra, e implica la colaboración conjunta de varios bancos católicos, y archidiócesis como la de Luxemburgo o la de Salerno-Campagna-Acerno, en Italia; una iniciativa que ha cobrado especial relevancia en el marco de las últimas conferencia internacionales sobre los peligros y consecuencias del desafiante cambio climático, cuyos efectos repercuten a nivel global.
Asimismo, el cardenal Tagle ha hecho extensiva la invitación: “Animamos a nuestras organizaciones miembros y a otros grupos relacionados con la Iglesia a hacer lo mismo”.
Liderar la revolución climática
Según los últimos estudios científicos, los combustibles fósiles, entre los que destacan el carbón, el petróleo o el gas, son la principal causa de las emisiones de gases contaminantes como el CO2, que provoca el efecto invernadero, causante central del cambio climático.
Siendo, además, el origen de muchos otros problemas tanto por la combustión y los residuos que genera, como por su obtención y el control político de las regiones donde se obtienen.
Voz del Papa en favor del Ciudado de la Casa Común
En las últimas décadas, la Iglesia ha mostrado su preocupación por el cambio climático, el aumento de temperatura de la Tierra y sobre cómo esto perjudica al ser humano, la flora y la fauna.
En este contexto, resuenan las palabras del Papa Francisco en el discurso que pronunció en la sede de Nacione Unidas, en Nueva York durante su viaje apostólico a Estados Unidos.
«El abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades, ya sea por tener capacidades diferentes (discapacitados) o porque están privados de los conocimientos e instrumentos técnicos adecuados o poseen insuficiente capacidad de decisión política».
«La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada cultura del descarte».
«Lo dramático de toda esta situación de exclusión e inequidad, con sus claras consecuencias, me lleva junto a todo el pueblo cristiano y a tantos otros a tomar conciencia también de mi grave responsabilidad al respecto, por lo cual alzo mi voz, junto a la de todos aquellos que anhelan soluciones urgentes y efectivas».