En el discurso que les dirigió, Francisco reiteró las sugerencias dadas en febrero a la Confederación de cooperativas que cada una debe aplicar a su misión específica: »Continuar siendo un motor que desarrolla la parte más débil de las comunidades locales y de la sociedad civil, pensando principalmente en los jóvenes sin trabajo y apuntando a la creación de nuevas empresas cooperativas.Ser protagonistas a la hora de proponer e implementar nuevas soluciones de bienestar, partiendo de la sanidad. La preocupación por la relación entre la economía y la justicia social, manteniendo en el centro la dignidad y el valor de las personas. En el centro siempre la persona, no el Dios dinero. Facilitar y fomentar la vida familiar, y las soluciones cooperativas y mutuales para la gestión de los bienes comunes, que no pueden ser propiedad de unos pocos ni objeto de especulación. Promover un uso solidario y social del dinero, como una verdadera cooperativa, donde no impera el capital sobre las personas, sino las personas sobre el capital. Incrementar la economía de la honestidad».

»Economía de la honestidad, en esta época en que el viento de la corrupción sopla en todos los lugares. No se os pide solo ser honestos- esto es normal – sino difundir y afianzar la honestidad en todo el entorno. Una lucha contra la corrupción» señaló el Papa, sugiriendo cómo último punto »la participación activa en la globalización para que sea una globalización de la solidaridad».

»Sois el mayor banco de crédito cooperativo de Italia -recordó – El reto más importante es crecer y seguir siendo una verdadera cooperativa, de hecho, siéndolo todavía más. Esto significa fomentar la participación activa de los miembros, trabajar juntos y trabajar por los demás.. La banca es un campo delicado que requiere un gran rigor. Pero un banco cooperativo debe tener algo más: debe tratar de humanizar la economía y combinar la eficiencia con la solidaridad».

Y en la doctrina social hay otra palabra importante: «subsidiariedad», que los bancos de crédito cooperativo han utilizado »para enfrentarse a las dificultades de la crisis con sus medios, uniendo fuerzas, y no a expensas de los demás. Esto es subsidiariedad: no ser un peso para las instituciones y por lo tanto para el país, cuando se puede hacer frente a los problemas con las propias fuerzas, con responsabilidad». También es importante que las cooperativas destinen sus recursos a la beneficencia y a la mutualidad, »así como al interés por la procedencia del rédito, teniendo siempre en el centro las personas, los jóvenes y las familias».

»En los orígenes de las Cajas rurales se esperaba que la cooperativa de crédito estimulase otras iniciativas de cooperación -observó Francisco al final de su discurso- Este espíritu sigue siendo válido. La BCC puede ser el núcleo alrededor del cual se construya una gran red para que nazcan empresas que den trabajo…Hay tantas personas sin trabajo. Empresas que den trabajo para sostener a las familias, para experimentar el micro-crédito y otras formas de humanizar la economía y sobre todo para dar la oportunidad a cada hombre y a cada mujer de tener la dignidad que da el trabajo» concluyó el Papa.