Con el deseo de que muchos hayamos podido (o encontremos en el día de hoy) el espacio para tener nuestro pequeño retiro de Adviento-Navidad, compartimos con ustedes esta sencilla reflexión del Equipo de Retiros Populares Cura Brochero.
No quisiéramos sumar demasiadas palabras en torno al Evangelio de este día (el de la Anunciación, Lc 1, 26-38), ya que nos parece que en las meditaciones y lecturas del retiro tenemos – como decía el Cura Brochero al final de su vida – “abundante pasto para rumiar”.
Ayudados por unas bellísimas palabras de San Bernardo que la Liturgia de las Horas nos acercó en este domingo, quisiéramos simplemente contemplar a María en su “hora”, en su momento de decisión frente a la propuesta que el Señor acaba de hacerle por medio del ángel.
Este santo quiere interpretar la espera de toda la humanidad que aguarda, expectante, la respuesta de María con estas palabras:
“Mira que el ángel aguarda tu respuesta. También nosotros, condenados a muerte, esperamos, Señora, tu palabra de misericordia. Si tú das una breve respuesta, seremos renovados y llamados nuevamente a la vida.
Virgen llena de bondad, te lo pide el desconsolado Adán, arrojado del paraíso con toda su descendencia. Te lo pide Abraham, te lo pide David. También te lo piden ardientemente los otros patriarcas, tus antepasados, que habitan en la región de la sombra de la muerte. Lo espera todo el mundo, postrado a tus pies.
Apresúrate a dar tu consentimiento, Virgen, responde sin demora al Señor que te ha hablado por medio del ángel. Di una palabra y recibe al que es la Palabra, pronuncia tu palabra humana y concibe al que es la palabra divina, di una palabra transitoria y recibe en tu seno al que es la Palabra eterna.
Abre, Virgen santa, tu corazón a la fe, tus labios al consentimiento, tu seno al Creador. Mira que el deseado de todas las naciones está junto a tu puerta y llama. Si te demoras, pasará de largo y entonces, con dolor, volverás a buscar al que ama tu alma. Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre por el amor, abre por tu consentimiento. Aquí está – dice la Virgen – la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Todos nosotros comenzamos a nacer a la Vida de este Sí. Y hoy, estando tan cercana la Navidad, le pedimos a la Virgen interceda por nosotros, sus hijos, para que también nosotros podamos “levantarnos por la fe, correr por el amor y abrirnos por el consentimiento”, para que la Palabra pueda una vez más hacerse carne, nacimiento, vida, en el pesebre de nuestro corazón y en el de todo nuestro pueblo.
Que así sea.
Equipo de Retiros Populares Cura Brochero.