El Pontífice destaca la importancia de las decisiones adoptadas por la Comunidad Internacional que, sin embargo, »corren el riesgo de caer en un nominalismo declamatorio creando un efecto tranquilizador sobre las conciencias». También señala que la multiplicidad y complejidad de las cuestiones exige el uso de medios técnicos de medición. Esto, sin embargo, implica un doble peligro: limitarse al ejercicio burocrático elaborando una larga lista de buenas intenciones, o creer que una única solución teórica apriorística pueda responder a todos los desafíos.
»La acción política y económica -escribe el Papa- es una actividad prudencial, guiada por el concepto perenne de justicia y que debe tener siempre presente que antes de cualquier plan o programa, hay hombres y mujeres concretos, iguales a los gobernantes, que viven, luchan y sufren, que deben ser protagonistas de su propio destino. El desarrollo humano integral y el completo ejercicio de la dignidad humana no pueden ser impuestos».
»Desde esta perspectiva -añade- el desarrollo económico local parece ser la respuesta más adecuada a los desafíos que nos presenta una economía globalizada y a menudo cruel en sus resultados». Asimismo Francisco recuerda su intervención en la ONU, donde habló de cómo la medidad del cumplimiento de la nueva Agenda para el desarrollo, sería el acceso efectivo, práctico e inmediato de todos a los bienes materiales y espirituales indispensables». »El único modo de cumplir de forma permanente y real estos objetivos -añade- es trabajando a nivel local». A su vez señala que la actual crisis mundial ha demostrado como las decisiones económicas, que en general intentan promover el progreso de todos a través de la generación de nuevos consumos y del aumento del beneficio, sean insostenibles incluso para la marcha de la economía global. Decisiones a las que denomina »inmorales» por no plantearse qué es justo o qué es realmente necesario para el bien común.
Por último elogia el pensamiento cristiano en Italia que a través de figuras importantes que han seguido la linea trazada por Papa León XIII en la Encíclica Rerum novarum, ha sabido ofrecer un análisis económico que partiendo del ámbito local y territorial, ha propuesto opciones y directrices para la economía mundial, así como buena parte del pensamiento social laico, que a partir de premisas diversas llegó a propuestas similares.