El escándalo de la desigualdad y la fuerza de la esperanza, es el título de la carta a los gobernantes de los países de América Latina y El Caribe, fruto del encuentro continental llamado “Diálogo entre la Iglesia Latinoamericana y los Movimientos Populares” que se llevó a cabo en Perú en el mes de setiembre, y que tuvo como tema central las tres T: tierra, techo y trabajo.
El objetivo principal de este encuentro fue el de establecer líneas de acción conjunta en favor de la vida y el desarrollo de los pueblos del América Latina y El Caribe, y de promover “espacios fraternos y plurales” entre Obispos, las Pastorales Sociales CÁRITAS de América Latina y el Caribe, los Movimientos Sociales, y el Departamento de Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
En este camino de diálogo han sido tres los encuentros mundiales que han realizado hasta el momento, el último en Roma en 2016, en los que los diversos actores han compartido “los dolores, las luchas y las esperanzas de quienes no tienen acceso a la tierra, el techo y el trabajo en cantidad y calidad suficiente”.
De este trayecto y de este último encuentro surge la Carta a los gobernantes de los países de Latinoamérica y El Caribe, del título “el escándalo de la desigualdad y la fuerza de la esperanza”; desigualdad, que tal como se lee en el documento, se expresa no sólo en la injusta distribución de la riqueza o la exclusión de la tierra, el techo y el trabajo, sino en la falta de visibilidad de las demandas populares en una agenda pública que se encuentra “cada vez más dominada por los intereses de los ricos y poderosos”.
Fruto también de estos encuentros es la Carta dirigida a los pueblos de Latinoamérica y El Caribe, en el que se hace referencia a la realidad de los pueblos que padecen “el dominio de un sistema que niega la vida, que lucra a partir de la muerte y la destrucción”, con un capitalismo salvaje, que sacrifica a los pueblos día tras día, y mata, y que se refleja también en el sufrimiento de la Madre tierra al ser “saqueada, envenenada, destruida por la acción colonialista y por el dinero, que atenta en su contra sistemáticamente para enriquecerse».
En la carta a los gobernantes de América Latina y El Caribe se les pide la “urgente adopción de mecanismos participativos adecuados a la realidad nacional”, que permitan avanzar en políticas públicas vinculadas al acceso al agua, al salario social, a la vivienda familiar, la movilidad humana, los derechos humanos, y a la defensa de la Madre Tierra, mientras que a los pueblos de América Latina se realiza un llamado a luchar unidos por las tres T, Tierra, Techo y Trabajo, por la dignidad humana y la defensa radical de la Madre Tierra.