Preocupado desde siempre por el cambio climático -«uno de los fenómenos más graves y preocupantes de nuestra época»-, e l papa Francisco envió hoy un mensaje a los participantes de la Cumbre de Acción Climática que comenzó en Nueva York, en el que cuestionó «la voluntad política» de los países de realmente hacer algo para enfrentar la situación, al definir «muy flojos» los compromisos contraídos por los Estados.
«Con el Acuerdo de París del 12 de diciembre de 2015, la comunidad internacional tomó conciencia de la urgencia y necesidad de dar una respuesta colectiva para colaborar en la construcción de nuestra casa común», reconoció. «Sin embargo, pasados cuatro años de aquel acuerdo histórico, se observa cómo los compromisos contraídos por los Estados son todavía muy flojos y están lejos de alcanzar los objetivos previstos», cuestionó. «Junto a tantas iniciativas, no sólo por parte de los gobiernos sino de toda la sociedad civil, es necesario preguntarse si existe una verdadera voluntad política para destinar mayores recursos humanos, financieros y tecnológicos a fin de mitigar los efectos negativos del cambio climático y ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables, que son las que más lo sufren», agregó, como siempre sin pelos en la lengua.
Tal como hizo en Laudato Sí, su encíclica sobre el medio ambiente, en la que llamó a escuchar el clamor de la Tierra y el de los pobres, Francisco instó a los presentes en la cumbre convocada por el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, a trabajar por «otro» modelo de desarrollo. Y a cultivar tres cualidades morales: honestidad, responsabilidad y valentía.
«Con honestidad, responsabilidad y valentía tenemos que poner nuestra inteligencia al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral, que sea capaz de colocar la economía al servicio de la persona humana, construir la paz y proteger el ambiente», indicó, citando en muchas partes de su videomensaje, pronunciado en español, Laudato Sí.
Subrayó, de hecho, que el problema del cambio climático está relacionado con cuestiones que tienen que ver con la ética, le equidad y la justicia social. «La situación actual de degrado ambiental está conectada con el degrado humano, ético y social, tal y como experimentamos cada día», dijo. «Y esto nos obliga a pensar sobre el sentido de nuestros modelos de consumo y de producción y en los procesos de educación y de concientización para hacer que sean coherentes con la dignidad humana», agregó.
El Papa -que convocó a un sínodo (reunión de obispos) sobre la Amazonia, una región clave del planeta bajo riesgo, que comenzará el 6 de octubre próximo-, si bien advirtió que la situación no es buena y «el planeta sufre», aseguró que «la ventana para una oportunidad está todavía abierta». «Todavía, todavía estamos a tiempo», consideró. «No dejemos que se cierre», exhortó.
Y, más allá de la urgencia, envió un mensaje optimista. «Mientras la humanidad del período post-industrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades», afirmó.
«Estamos frente a un desafío de civilización en favor del bien común. Y esto es claro, como también es claro que tenemos una multiplicidad de soluciones que están al alcance de todos, si adoptamos a nivel personal y social un estilo de vida que encarne la honestidad, la valentía y la responsabilidad», sostuvo, finalmente. «Me gustaría que estas tres palabras clave: honestidad, valentía y responsabilidad, ocuparan un lugar central en vuestros trabajos de hoy y de mañana, que acompaño desde aquí con mis mejores deseos y con mi oración», concluyó.