La jornada “24 horas para el Señor” comenzó hoy, viernes 4 de marzo, en el Vaticano con una celebración penitencial celebrada por el Santo Padre, en la basílica de San Pedro. Allí, ante una multitud de cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y fieles el papa Francisco se confesó y luego ofreció el sacramento de la Reconciliación a algunos fieles.

 

La celebración comenzó poco después de las 18. En su homilía, el Santo Padre recordó el pasaje del Evangelio que habla del ciego Bartimeo quien le pidió a Jesús “volver a ver”. “Esta es la petición que hoy queremos dirigir al Señor: Ver de nuevo después de que nuestros pecados nos han hecho perder de vista el bien y alejado de la belleza de nuestra llamada, haciéndonos vagar lejos de la meta”, expresó el Papa.

 

El obispo de Roma dijo además que “el pecado empobrece y aísla. Es una ceguera del espíritu, que impide ver lo esencial, fijar la mirada en el amor que da la vida; y lleva poco a poco a detenerse en lo superficial, hasta hacernos insensibles ante los demás y ante el bien”.

 

“Mirando sólo a nuestro yo, nos hacemos ciegos, apagados y replegados en nosotros mismos, vacíos de alegría y libertad verdadera”, aseveró.

 

Luego, aseguró que el Jubileo de la Misericordia “es un tiempo favorable para acoger la presencia de Dios, para experimentar su amor y regresar a él con todo el corazón”, y dirigiéndose a los sacerdotes les explicó: “Estamos llamados a infundir ánimo, a sostener y conducir a Jesús. Nuestro ministerio es el del acompañar, porque el encuentro con el Señor es personal, íntimo, y el corazón se pueda abrir sinceramente y sin temor al Salvador”.

 

Finalmente, dijo a los presentes: “También nosotros, cuando nos acercamos a Jesús, vemos de nuevo la luz para mirar el futuro con confianza, reencontramos la fuerza y el valor para ponernos en camino”.

 

Luego del rito penitencial, el Santo Padre se dirigió a la zona de los confesionarios y nuevamente se reclinó frente a un sacerdote para confesar sus faltas y pedir la absolución de los pecados. Al concluir, ocupó otro de los habitáculos y confesó a algunos laicos que esperaban en fila.

 

Adhiriéndose a la iniciativa “24 horas para el Señor”, varias iglesias del centro romano abrieron sus puertas para recibir peregrinos con intención de rezar frente al Santísimo Sacramento y recibir el sacramento de la reconciliación. Lo mismo sucedió en otras partes del mundo, incluida la Argentina. (AICA)