Recordando su reciente viaje a Lesbos, en especial, su visita con el Patriarca Bartolomé y el Arzobispo Jerónimo, al Campo de Refugiados de Mória, el Papa Francisco señaló, una vez más, su cercanía al sufrimiento de esas familias y niños, hermanos y hermanas, ante cuyas necesidades urgentes la «comunidad internacional está llamada a encontrar respuestas políticas, sociales y económicas de largo alcance», para hacer frente a problemas que superan los confines nacionales y continentales, implicando a «toda la familia humana».

Tras reiterar que «la lucha contra la pobreza no es sólo un problema económico, sino ante todo un problema moral, que apela a una solidaridad global y al desarrollo de un enfoque más justo, ante las necesidades y anhelos de las personas y de los pueblos en todo el mundo», el Obispo de Roma evocó a San Juan Pablo II, haciendo hincapié en la necesidad de que la economía mundial respete la dignidad humana y esté al servicio del bien común.

Ante una «economía de la exclusión», de la «inequidad», que aumenta el número de «desheredados», de personas «descartadas», de pobres, que «amenaza a las familias», y que, con el «escándalo» del desempleo juvenil, les roba a los jóvenes la esperanza, el Papa Francisco dijo que su anhelo es que puedan contribuir a generar «nuevos modelos de progreso económico», impulsando la inclusión, el desarrollo integral, el aumento del empleo y la inversión en los recursos humanos.

Recordamos que la Fundación  Centesimus Annus – Pro Pontifice – instituida por Juan Pablo II,  lleva el nombre de la Encíclica que este Papa firmó en el centenario de la Rerum Novarum de León XIII.

Es una fundación de derecho Vaticano, sin fines de lucro, tiene intenciones religiosas y caritativas, y está abierta a todo el mundo. Está específicamente diseñada para promover el estudio y la difusión de la doctrina social cristiana, por este motivo, organiza cursos de formación ad hoc, tanto presenciales como on line, apoya todas las iniciativas que desarrollen la presencia y la obra de la Iglesia católica en los distintos ámbitos de la sociedad; promueve la recaudación de fondos para el apoyo de la Sede Apostólica.

La invitación a adherirse a la Fundación está dirigida principalmente a empresarios y profesionales que, identificándose en los principios expresados en la doctrina social de la Iglesia y en el magisterio Papal, deseen contribuir activamente a la creación de una nueva cultura económica y social de acuerdo con las directrices de las Encíclicas Centesimus Annus y Caritas in Veritate, de Benedicto XVI .

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