El propósito del encuentro fue reflexionar acerca del discurso que el Papa Francisco pronunció durante el cierre del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) celebrado en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, donde afirmó el carácter sagrado de los derechos a la Tierra, al Techo y al Trabajo, y recomendó “poner la economía al servicio de los pueblos” y oponerse a “una economía de exclusión e inequidad”.

Monseñor Fernández fue el encargado de dar inicio a la jornada y lo hizo recordando el mensaje del Papa Francisco acerca de la llamada “cultura del encuentro” y de la plena inclusión de los pobres así como sus críticas a la economía de mercado y al ejercicio del poder sin límites. “El Papa interpela a los responsables de las desigualdades, pero también a todos nosotros, que caemos en la complicidad pasiva y muda”, afirmó el rector de la UCA. Por último, advirtió acerca de la tendencia que expulsa a los pobres de la sociedad y los vuelve invisibles, y destacó la necesidad de generar procesos de integración social.

Seguidamente, el padre Accaputo se refirió a la “cultura del descarte”, fenómeno actual que, en la concepción de Francisco, consiste en la total expulsión de porciones importantes de la sociedad. Al mismo tiempo, se refirió a los movimientos populares, a los cuales el Papa “les reconoce la capacidad de tener los pies en el barro y de ser sujetos protagonistas de la lucha por la justicia y la dignidad, por su propia integración”. Finalmente, alertó sobre la necesidad de “trabajar mancomunadamente para generar procesos de cambio en el modelo económico que permitan garantizar el pleno acceso de la Sociedad en su conjunto a una vida digna”.

En tercer lugar, Olmos reflexionó acerca de la figura de Francisco y el “marketing papal” a la vez que advirtió sobre los riesgos de “tomar del Papa solo lo que muestran los medios. Esta fascinación por el personaje genera una invisibilización y una banalización sobre el mensaje de la pobreza. Y nosotros, como representantes del conjunto de la sociedad, no debemos caer en posturas de cómoda pasividad ni de indignación abstracta frente a la pobreza”, concluyó.

Por último, el Defensor del Pueblo Alejandro Amor aseguró que “depende de cada uno de nosotros romper con esa invisibilización del Papa y su mensaje; y los dirigentes tenemos la responsabilidad de hacernos cargo de los problemas de la gente, trabajar para solucionarlos, y asumir los riesgos sin importar los costos”.

 

Posteriormente, Amor se refirió a dos iniciativas legislativas que envió recientemente a la Legislatura porteña: un proyecto de ley para la dignificación del trabajo en talleres textiles y de calzado, cuyo propósito es garantizar las condiciones dignas de labor a las personas que se desempeñan en estos establecimientos por medio de la creación de un Registro de Talleres y Actividad; y otro proyecto para la integración social y urbana de las villas, núcleos habitacionales transitorios y asentamientos de la Ciudad que permita avanzar en la promoción del derecho a la vivienda digna y a un hábitat adecuado mediante un abordaje integral de la problemática habitacional.

En primer término, destacó la importancia de hablar en términos de integración sociourbana en tanto política pública permanente y no deurbanización, porque “cuando decimos urbanización estamos pensando en términos de colonización de los sectores marginales de la Ciudad. Es necesaria una concepción de integración en la cual todos nos reconozcamos como iguales para que avancemos hacia una mayor convivencia con dignidad para todos y respeto por el otro”.

En relación al proyecto sobre la legalización del trabajo en talleres textiles, subrayó que “no se trata de  formular denuncias o acciones circunstanciales ante un determinado taller clandestino, sino de implementar una política de carácter permanente, porque el Estado debe estar donde existen este tipo de conflictos. Lo que estamos proponiendo desde la Defensoría es que se destine un porcentaje del presupuesto al desarrollo de esta política, para terminar con los discusión sobre las partidas y si se ejecutan o no. No es algo complejo, solo hace falta la decisión del Estado y la participación de empresas y sindicatos así como la los demás actores sociales; debemos luchar por la legalización de estos trabajadores que tienen derecho a realizar sus tareas en condiciones dignas”, recalcó.

“El motivo de esta jornada fue reflexionar acerca de la necesidad de las tres T, Tierra, Techo y Trabajo, que constituyen un punto de partida para abrir el debate. A partir de este momento tenemos que asumir diariamente como propias la responsabilidad y la conducta que Francisco nos está marcando con su mensaje y su ejemplo”, concluyó Amor.