“La rápida destrucción de nuestros bosques, especialmente de nuestras selvas tropicales, no es sólo ambiental, sino también social y sobre todo ética”, advirtió el Secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin, en su discurso, pronunciado ayer, en la 74° Asamblea General de la ONU que se está celebrando en Nueva York.

El Secretario de Estado del Vaticano observó que “todos reconocemos la importancia de los bosques para el mundo entero y también para el futuro de la humanidad: son el recurso renovable más fiable del mundo y son esenciales para el desarrollo humano integral”. Pero, “en tiempos de creciente urbanización su irremplazable importancia se da a menudo por sobre entendida y subestimada”.

“De ahí –añadió- la importancia crucial de educar a las personas para que consideren los bosques no sólo como un recurso a explotar, sino también como un santuario a cultivar y a renovar constantemente”. Esta tarea de protección es tanto más rigurosa cuanto que, ha advertido el Secretario de Estado, ante la rápida destrucción de los bosques con “la pérdida de especies y de equilibrios vitales, que podrían alterar todo el ecosistema”.

“Un gran sufrimiento viene de la absurda destrucción de los bosques” y pagando el precio más alto son “aquellos que dependen de los bosques para sus hogares, medios de vida, tradiciones culturales y estructuras sociales”, dijo el cardenal Parolin y agregó: “Así que, el cuidado de nuestra casa común y de nuestros hermanos y hermanas en esa casa, deben proceder juntos”.

“Necesitamos una ecología integral”, “que equilibre el uso responsable de los bosques para el desarrollo económico y social con su protección y preservación para el bien de quienes dependen y cuidan de ellos y para el bien de la humanidad y de las generaciones futuras”. Por ello, el purpurado recomendó que “las decisiones para mejorar la gestión de nuestros bosques se tomen con la participación plena y significativa de aquellos cuyos derechos, valores y voluntad se verán más afectados”.

El cardenal Parolin recordó que dentro de dos semanas, el 6 de octubre, se inaugurará en el Vaticano el Sínodo de los Obispos de todo el mundo sobre la Región Amazónica, que se centrará principalmente en los desafíos eclesiales y pastorales de esa zona, con especial atención a los pueblos indígenas que viven en ella y a las cuestiones humanas, ecológicas, sociales y económicas que afectan a la región y que preocupan a toda la humanidad. Por lo tanto, también otros ecosistemas importantes se enfrentan a graves amenazas, como la cuenca del Congo, los bosques tropicales del sudeste asiático y otros bosques nacionales y territorios verdes.

Por último el Secretario de Estado de la Santa Sede instó a exigir “un enfoque integrado y multilateral que combata la pobreza y devuelva la dignidad a los excluidos, protegiendo al mismo tiempo este precioso, indispensable y amenazado don”, que son las selvas tropicales.



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