«La encíclica nos hace una pregunta importantísima ya que nos pregunta qué mundo dejaremos a quienes nos sucedan, a quienes vengan en el futuro» dispara el historiador y politólogo Fabián Lavallén para quien un interrogante de esas características tiene una «connotación existencial, moral muy fuerte porque nos interpela en la manera en que nos pensamos como individuos parte de una sociedad.»