Ciudad del Vaticano

En el marco de la Conferencia Internacional sobre Ecología Integral: “Una respuesta sinodal de la región amazónica y otros biomas: Territorios Esenciales para el Cuidado de nuestro Hogar Común”, llevado a cabo en la Universidad de Georgetown, Washington, el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas realizó su intervención sobre “La misión de la Iglesia a favor de los pueblos indígenas como opción desde Laudato Sì’”. “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental”,recordó Auza recordando palabras del Papa, motivo por el cual, el verdadero enfoque ecológico requiere “una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”.

La intervención del Observador Permanente se articuló en dos partes: la primera parte se trató de las palabras y acciones del Papa Francisco hacia los pueblos indígenas, y la segunda la de los pueblos indígenas en el marco de las Naciones Unidas.

El Papa Francisco y los Pueblos Indígenas

Mons. Auza señaló la llamada del Papa en la Laudato si’ a “prestar un cuidado especial por las comunidades aborígenes y sus tradiciones culturales”, no sólo en defensa de sus derechos, sino en reconocimiento de lo mucho que los pueblos indígenas tienen que enseñar al mundo sobre la ecología integrada que la Iglesia proclama vigorosamente como parte del Evangelio de la Creación.

También recordó el viaje del pontífice a Brasil en 2013, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, y a propósito de ello, el acento del Papa en relación al sentido de responsabilidad y compromiso que la Iglesia Católica tiene con los pueblos y las tierras de la región pan amazónica. “El próximo Sínodo sobre la Amazonía, centrado en los nuevos caminos para la Iglesia y para la ecología integral, es una oportunidad para mostrar al mundo este rostro amazónico, para apreciar su belleza, para contemplar su sufrimiento, para apaciguar sus lágrimas y para envalentonar su determinación frente a las amenazas existenciales”, dijo Auza. También conmemoró la visita a Puerto Maldonado, Perú, el año pasado, cuando tras “escuchar largamente a los indígenas explicar sus necesidades y esperanzas, habló, buscando despertar las conciencias de los pueblos de todo el mundo a lo que está sucediendo con los pueblos de la región”, los cuales, probablemente, “nunca han sido tan amenazados en sus propias tierras como en la actualidad”, citó.

El compromiso de Naciones Unidas con los pueblos indígenas

“En esta defensa de los pueblos, culturas y tierras indígenas, los pueblos de la región y la Iglesia Católica con su rostro amazónico no están solos. Las Naciones Unidas están muy preocupadas e involucradas”, prosiguió Auza, quien destacó cuatro maneras en que las Naciones Unidas ven a los pueblos indígenas y las cuestiones que les son muy queridas:

La primera es a través del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, que se celebra dos semanas al año a finales de abril o principios de mayo y en el cual la Santa Sede participa activamente interviniendo a menudo en el debate general, asistiendo a los numerosos actos paralelos celebrados por los Estados Miembros, las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones intergubernamentales, y a menudo patrocinando conferencias con la REPAM y otros grupos de la región, ofreciendo a los dirigentes indígenas un foro para expresar sus preocupaciones.

La segunda es a través de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que sirve de guía para la elaboración de normas jurídicas nacionales, regionales e internacionales. Se trata de una lista exhaustiva de sus derechos a la libre determinación, a proteger su cultura, a autogobernarse y a participar en su desarrollo económico, ambiental, social, humano y cultural, a la salud y a los derechos sobre la tierra. Sirve como la referencia más completa para los Estados y la comunidad internacional.

El tercer medio de la ONU – señalado por Auza – fue aquel del Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que tiene lugar en Ginebra bajo la supervisión de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que tiene el mandato específico de proporcionar conocimientos temáticos sobre los derechos de los pueblos indígenas al Consejo de Derechos Humanos, que es el principal órgano de derechos humanos de las Naciones Unidas, y de ayudar a los Estados Miembros que lo soliciten a alcanzar los objetivos de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Y la cuarta institución de las Naciones Unidas es la oficina del Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas y de la relatora Victoria Tauli-Corpus, fundada en 2001 por la entonces Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ahora el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con el fin de promover buenas prácticas, incluyendo nuevas leyes, programas gubernamentales y acuerdos constructivos entre los pueblos indígenas y los Estados, aplicar las normas internacionales relativas a los derechos de los pueblos indígenas, informar sobre la situación general de los derechos humanos de los pueblos indígenas en países específicos, abordar casos específicos de presuntas violaciones de los derechos de los pueblos indígenas a través de las comunicaciones con los gobiernos y otras partes involucradas, y llevar a cabo estudios temáticos sobre temas de especial importancia en relación con la promoción y protección de los derechos de los pueblos indígenas.

La Santa Sede sobre las cuestiones Indígenas ante Naciones Unidas

El Observador Permanente de la ONU ante la Santa Sede, concluyó su intervención subrayando cuatro aspectos destacados de la Santa Sede sobre las cuestiones indígenas ante las Naciones Unidas:

El primero, es la “armonización de su derecho al desarrollo cultural y social junto con su desarrollo económico”. Esta tensión es especialmente evidente cuando se planifican actividades económicas que interfieren con las culturas de los pueblos indígenas y su relación ancestral con la tierra y la naturaleza, y cuando no se gestionan adecuadamente conducen a la confrontación y al conflicto de intereses.

El segundo es el “consentimiento previo e informado” de los pueblos indígenas para las iniciativas que les afectan, ya sean iniciativas gubernamentales o proyectos del sector privado, como se especifica en el artículo 32 de la Declaración. Los pueblos indígenas deben ser tratados como asociados dignos, tanto dentro de este sistema de las Naciones Unidas como en su relación con los Estados y la sociedad en general.

El tercero es el respeto de su identidad indígena en la participación a nivel local y nacional. En varios lugares, existe una falta de respeto por esta identidad, lo que puede conducir a la marginación y a la falta de integración en la sociedad, dejándola atrás.

Y el cuarto es el derecho colectivo de los pueblos indígenas a sus tierras y recursos. Esto no sólo garantiza que sus voces sean escuchadas, sino que se les dé el espacio político, económico y social necesario para afirmar su identidad y convertirse en agentes de su propio desarrollo y destino.

Conclusiones

En conclusión, dijo Mons. Auza, «la Iglesia tiene la misión ante las naciones del mundo de ser sal, luz y levadura, no sólo en lo que se refiere al misterio de la salvación, sino también al don de la creación, de la tierra, de los mares y de todo lo que contienen».

“La ecología integral es parte fundamental del anuncio evangélico de la Iglesia y del ejercicio concreto de la caridad. Y para proclamarlo bien, necesitamos urgentemente la solidaridad con los pueblos indígenas de todas partes y en particular en la Amazonía, que el Papa Francisco llama en Laudato Sì’ los ‘pulmones del planeta repletos de biodiversidad’, cruciales ‘para totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad’”, finalizó.

 

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2019-03/mons-auza-ecologia-integral-fundamental-anuncio-evangelio.html



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