El Papa Francisco advirtió de los riesgos de un uso indiscriminado y sin regulación ética de los avances tecnológicos de la robótica y la inteligencia artificial: bien usados, pueden beneficiar a las, empleados sólo para la búsqueda del beneficio económico o con fines tendenciosos, pueden ocasionar un gran perjuicio a la sociedad.
El Santo Padre realizó esta advertencia durante la audiencia que concedió este viernes 27 de septiembre en el Palacio Apostólico del Vaticano a los participantes en el encuentro sobre “El bien común en la era digital”.
El encuentro sobre “El bien común en la era digital”, promovido por el Pontificio Consejo de la Cultura y por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, pone de relieve, como apuntó el Papa, que “los notables avances en el campo tecnológico, de modo particular los referidos a la inteligencia artificial, presentan implicaciones cada vez más significativas en todos los sectores de la acción humana”.
En su discurso, el Papa señaló que “el indiscutible beneficio que la humanidad podrá obtener del progreso tecnológico dependerá de la medida en que las nuevas posibilidades a disposición sean usadas de manera ética”, una reflexión que ya había realizado en la encíclica Laudato si’.
“Esta correlación”, continuó, “exige que, con cada paso dado por medio del inmenso progreso tecnológico en curso, se de un adecuado desarrollo de la responsabilidad y de los valores”.
Si ese desarrollo de la responsabilidad no se da, advirtió el Santo Padre, “un paradigma dominante, el paradigma tecnocrático, que promete un progreso incontrolado e ilimitado, se impondrá y quizás, elimine incluso otros factores de desarrollo con enormes peligros para la humanidad entera”.
Por eso este encuentro sobre el bien común en la era digital, que se desarrolla desde ayer jueves 26 de septiembre y hasta mañana sábado 28 de septiembre con la participación de expertos en tecnología, economía, robótica, sociología, comunicación, ciber seguridad, filosofía, ética y teología moral, tiene como objetivo principal “reunir los criterios y parámetros éticos de base capaces de orientar la respuesta a los problemas éticos relacionados con el uso indiscriminado de la tecnología”.
“La humanidad se encuentra ante desafíos sin precedentes y completamente inéditos”, explicó el Papa Francisco. Estos nuevos problemas “requieren nuevas soluciones: el respeto de los principios y de las tradiciones, de hecho, debe vivirse siempre mediante una forma de fidelidad creativa y no de imitaciones rígidas o de reduccionismos obsoletos”.
El Papa Francisco defendió la universalidad del bien común: “El bien común es un bien al que todos los hombres aspiran, y no existe un sistema ético digno de ese nombre que no contemple tal bien como uno de sus puntos de referencia esenciales”.
El Santo Padre ilustró su discurso con el ejemplo de la robótica en el mundo del trabajo. “Por una parte, la robótica puede poner fin a trabajos agotadores, peligrosos y repetitivos que con frecuencia causan sufrimiento, aburrimiento y embrutecimiento”.
Sin embargo, por otra parte, “la robótica se puede convertir en un instrumento que busca la mera eficiencia, utilizada únicamente para aumentar los beneficios y rendimientos, privando a miles de personas de su trabajo y poniendo en riesgo su dignidad”.
Otro ejemplo que puso el Papa es el de “las ventajas y riesgos asociados al uso de las inteligencias artificiales en los debates sobre las grandes cuestiones sociales”.
Por un lado, “se podrá favorecer un mayor acceso a las informaciones veraces y, por lo tanto, de análisis correctos. Por otra parte, será posible, como nunca hasta ahora, hacer circular opiniones tendenciosas y datos falsos, envenenando los debates públicos y manipulando la opinión de millones de personas”.
“Si los progresos tecnológicos fuesen la causa de desigualdades cada vez más marcadas, no podremos considerarlos verdaderos progresos. Si el llamado progreso tecnológico de la humanidad se convirtiese en un enemigo del bien común, conduciría a una infeliz regresión, a una forma de barbarie ligada a la ley del más fuerte”.
No obstante, el Papa Francisco finalizó su discurso con un mensaje optimista: “Un mundo mejor es posible gracias al progreso tecnológico siempre que esté acompañado de una ética fundada sobre una visión del bien común, una ética de libertad, responsabilidad y fraternidad capaz de favorecer el desarrollo pleno de las personas en relación con los demás y con la creación”.