Giada Aquilino – Ciudad del Vaticano

El discurso en Katowice del Secretario de Estado vaticano, Cardenal Pietro Parolin, comenzó con un saludo cordial y la expresión de «cercanía, apoyo y aliento» por parte del Papa a los esfuerzos que se están llevando a cabo en el encuentro de la Cop24 en Polonia, dedicada a las consecuencias del cambio climático. En el centro del debate, recordó el purpurado, el objetivo de desarrollar un programa de trabajo del Acuerdo de París de 2015, luego las directrices, normas y mecanismos institucionales para facilitar la aplicación de ese acuerdo climático.

Los esfuerzos aún no son suficientes

El escenario es el de una necesidad urgente de acción, como subrayó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU: en el informe del organismo, observó el Cardenal Parolin, se evidencia cómo los compromisos actuales asumidos por los Estados para mitigar y adaptarse a los cambios climáticos no son «suficientes» para alcanzar los objetivos establecidos por el Acuerdo de París. Todavía es posible «limitar» el calentamiento global, pero para ello -dijo el Secretario de Estado del Vaticano citando el documento de la ONU- será necesaria una «voluntad política clara, previsora y fuerte» para promover lo más rápidamente posible el proceso de transición hacia un modelo de desarrollo libre de tecnologías y comportamientos que influencias a la sobreproducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Los pilares del Programa de Acción

La pregunta que hay que hacerse, dijo el cardenal, es, pues, si hay «suficiente voluntad política» para promover este modelo de desarrollo. La Santa Sede, continuó, destaca tres pilares sobre los que debe apoyarse el programa de trabajo que se ha de elaborar: un fundamento ético «claro», el compromiso de promover la dignidad de la persona humana, aliviando la pobreza, promoviendo el desarrollo humano integral y atenuando los efectos del cambio climático mediante medidas responsables de mitigación y adaptación; y la atención constante a las necesidades actuales y futuras.

Oportunidades de trabajo

El núcleo central del programa de trabajo debería incluir, entre otras cosas, la promoción de modelos de consumo y producción sostenibles; el fortalecimiento de la prevención de la especulación y la corrupción; y la participación plena y efectiva de las poblaciones locales, incluidos los pueblos indígenas, en los procesos de toma de decisiones y ejecución. Además, añadió el Cardenal Parolin, una aplicación adecuada del Acuerdo de París será aún más eficaz cuanto más se ofrecerán oportunidades de trabajo más adecuadas, teniendo en cuenta el respeto de los derechos humanos, la protección social y la erradicación de la pobreza, con especial atención a las personas más vulnerables respecto a los cambios climáticos. Esta transición requiere -señaló- «formación, instrucción y solidaridad». Y también una acción rápida, en un contexto de ética, equidad y justicia social.

La voz de la gente

En esta dinámica se recuerda la importante contribución de entes locales, empresas, de la comunidad científica, la sociedad civil y los «actores no estatales», estos últimos a menudo a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático haciéndose expresión de la «voz de la gente», que puede ayudar a los responsables políticos a tomar decisiones «correctas y con visión de futuro», orientando las inversiones financieras y económicas hacia sectores que realmente incidan en el futuro de la humanidad, salvaguardando -como recuerda el Papa Francisco en su Laudato Sii – las condiciones de una vida digna en un planeta «sano».

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2018-12/card-parolin-cop24-voluntad-politica-clima-basada-etica-dignidad.html