(Desgrabación de las palabras del Cardenal Mario Poli al finalizar el Vía Crucis)

Es hermoso ver cuantos discípulos han caminado hasta el pie de la Cruz para ver al Maestro que en su última enseñanza nos da un lenguaje de perdón. Recién nos decían los guías repitiendo las palabras que salían del corazón de Jesús en plena violencia: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Vamos a recordarlo todos y a guardarlo en el corazón ( a este mensaje): “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Vamos a repetirlo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Sobre la Cruz de Jesús se desató todo el odio del mundo, y se produjo un milagro. Él lo transformó en amor. Por eso escuchamos estas palabras.

Tuvimos imágenes en el camino: la Dolorosa; nos acompañó el Cristo doliente; la Cruz; las oraciones y ahora me gustaría que miren allá arriba de la Catedral, miren un poquito. Estoy seguro que han pasado mil veces por aquí. Es un friso hermoso que se hizo después de la primera Constitución Nacional en la década de 1850. La Iglesia quiso poner un gesto de reconciliación. Es un tema sacado del antiguo Testamento, de los capítulos del Génesis: José de Egipto… le hicieron de todo. Sus hermanos querían deshacerse de él: lo tiraron en un pozo, lo vendieron como esclavo, tuvo que sufrir presión. Hasta que la suerte, Dios quiso, que le cambiase, y el Faraón lo hizo administrador de todos sus hermanos. Por eso hay pirámides, camellos. ¿Pero saben qué? Es el último cuadro de José.

José en algún momento tenía mucha bronca en su corazón, pero finalmente Dios le volvió al corazón, y se reconcilió con sus hermanos, con aquellos que lo habían entregado y quisieron matarlo. Es el cuadro de la reconciliación y la Iglesia lo puso, justamente, después de tantas guerras desde la Independencia hasta la Constitución. Un gesto de reconciliación.

En esta plaza convergen muchísimos grupos que vienen a reivindicar sus derechos, sus causas. Nosotros también. Cada grupo deja su mensaje. Nosotros también como cristianos queremos dejar un mensaje para la Nación, para la Patria: nos viene del Maestro en la Cruz. Si no hay reconciliación no hay futuro. Si no hay reconciliación no hay Patria. Si no hay reconciliación y perdón -suponiendo la justicia y la memoria- no se abre la puerta del futuro, no nos vamos a reconocer como hermanos. En ese cuadro, justamente vuelven a ser hermanos los que estaban divididos.

Que el Señor nos conceda en esta noche guardar en nuestro corazón y trabajar por la reconciliación. Y no olvidar las palabras del Maestro: “Perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen”. Y lo entregamos en la Cruz. Que el Señor nos conceda ser apóstoles de la reconciliación: en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestros grupos de amigos. La reconciliación empieza a crecer ahí, pero la Patria necesita reconciliarse. La Patria necesita reconocerse que somos muy conocidos, como en una familia: hermanos y tirar parejo. La reconciliación abre la puerta del progreso, de la paz, que es madre del amor.

En esta noche también queremos dar este mensaje. ¿Cómo no decirlo al pie de la Cruz? Porque a gritos el Señor nos está diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y si El ofreció su vida por la reconciliación nuestra, también tenemos que hacernos eco, hacernos cargo de este mensaje de la Cruz.

Que el Señor los bendiga a todos y que les conceda una buena Pascua. Que el día de la Resurrección tengamos la alegría, que no la perdamos. Decía un cura amigo que además de probarnos en el amor, Dios nos va a preguntar a cada uno: “¿Qué hiciste con la alegría de la resurrección de mi Hijo que te entregué?» También nos va a preguntar: «¿Como trabajaste por la reconciliación de tu Pueblo?»

Que el Señor nos conceda esa gracia. Que el Señor los bendiga a todos, a sus familias, a sus seres queridos. Que el Señor nos bendiga y nos consuele.



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