Reiterando lo que escribió en su Carta encíclica sobre el cuidado de la casa común, refiriéndose a varias necesidades físicas que tiene el hombre de hoy en las grandes ciudades y que necesitan ser afrontadas con respeto, responsabilidad y relación», el Papa hace hincapié en que son tres «R» que ayudan a interactuar de forma conjunta ante los imperativos más esenciales de nuestra convivencia».

En la primera «R», el Papa señala que «el respeto es la actitud fundamental que el hombre ha de tener con la creación. Ésta la hemos recibido como un don precioso y debemos esforzarnos para que las generaciones futuras puedan seguir admirándola y disfrutándola. Este cuidado debemos enseñarlo y transmitirlo».

En lo que respecta a la importancia del agua, elemento que es también indispensable para la vida el Obispo de Roma recuerda que es «un derecho fundamental, que toda sociedad debe garantizar (cf. Laudato si’, 30). Cuando no se le presta la atención que merece se transforma en fuente de enfermedades y su escasez pone en peligro la vida de millones de personas. Es un deber de todos crear en la sociedad una conciencia de respeto por nuestro entorno; esto nos beneficia a nosotros y a las generaciones futuras».

En la segunda «R», recordando que «la responsabilidad ante la creación es el modo con el que debemos interactuar con ella y constituye una de nuestras tareas primordiales», el Papa advierte que «no podemos quedarnos con los brazos cruzados, cuando advertimos una grave disminución de la calidad del aire o el aumento de la producción de residuos que no son adecuadamente tratados». Y destaca que «cada territorio y gobierno debería incentivar modos de actuar responsables en sus ciudadanos para que, con inventiva, puedan interactuar y favorecer la creación de una casa más habitable y más saludable. Poniendo cada uno lo poco que le corresponde en su responsabilidad, se estará logrando mucho».

En la tercera «R», el Santo Padre reflexiona sobre la creciente falta de relación que se observa en las grandes ciudades y en las zonas rurales, y pone en guardia contra «la falta de raíces y el aislamiento de algunas personas, que son formas de pobreza, que pueden degenerar en guetos y originar violencia e injusticia».

Por lo que «es importante que la sociedad trabaje conjuntamente en ámbito político, educativo y religioso para crear relaciones humanas más cálidas, que rompan los muros que aíslan y marginan. Esto se puede lograr a través de agrupaciones, escuelas, parroquias, etc., que sean capaces de construir con su presencia una red de comunión y de pertenencia, para favorecer una mejor convivencia y lograr superar tantas dificultades. De esta manera, «cualquier lugar deja de ser un infierno y se convierte en el contexto de una vida digna» (Laudato si’, 149)».

Encomendando «a la intercesión de la Virgen Santa, Reina de cielo y tierra, estas jornadas de estudio y de reflexión», el Papa desea que «su consejo y guía oriente sus decisiones en favor de una ecología integral que proteja nuestra casa común y construya una civilización cada vez más humana y solidaria».

 

Mensaje completo del Papa Francisco al Congreso Internacional Laudato si’ y Grandes Ciudades: http://www.news.va/es/news/mensaje-del-papa-al-congreso-internacional-laudato